Pablo Palazuelo: una aproximación, Cap.I


Para la gente no habituada al mundo del arte que consigue recordarlo, Pablo Palazuelo (1916-2007) viene a ser un artista asociado a la vanguardia de la escultura abstracta española de segunda mitad del siglo XX, especialmente en la “onda” Chillida. En los años 60 y 70 se hizo popular un estilo de pintura en la que aparecían formas perfectamente delineadas que creaban campos de color planos con resultados extraños y sorprendentes: los cuadros se podía asociar con topografías, fragmentos geológicos, paisajes lunares o sinuosas formas orgánicas a veces incluso cercanas a la psicodelia.

La exposición a estas obras de gran formato provocan una profunda impresión en cualquier tipo de espectador. Tienen un aura misteriosa y llena de silencio. Se produce una resonancia o sintonía muy directa en nuestro interior con lo que se nos muestra, como si los cuadros nos tocaran en algo muy profundo y primario, que nos recuerda a algo vagamente familiar. Algo parecido al proceso que se produce en nuestro interior cuando nos emocionamos mirando el mar o un paisaje natural.

Las geometrías tienen un orden oculto que no se descubre a simple vista, pero que dotan al conjunto de un sentido que nos resulta agradable. Nuestros ojos recorren las trazas tratando de desvelar cuales son esas leyes que producen esas composiciones. ¿Que es eso que está ahí dibujado?


Si alguien tiene interés por adentrarse en Pablo Palazuelo -cosa altamente recomendable-,tendría que empezar por hacer dos cosas: seguir las breves notas que iremos publicando y que serán como herramientas de ayuda para ejercitar la mirada con mas profundidad, para liberarnos de prejuicios que bloquean el avance.

En segundo lugar ir con toda urgencia, estas navidades si es posible, al Museo Reina Sofía de Madrid donde hay un apartado dedicado a este autor y entregarse durante unos minutos a la contemplación silenciosa de los tres grandes cuadros expuestos.

Con un mínimo de interés descubriremos que como todo el arte de verdad -aunque sea abstracto-, es fuente inagotable de sentido y belleza poética que no podemos perdernos.