Chillida y la eterna pregunta


Una visita el pasado sábado al Chillida Leku de Hernani, cerca de San Sebastián: día soleado, condiciones idóneas, poca gente, buen estado de ánimo... como nos gusta Chillida, que fotogénico es.
Que placer nos hace sentir, como te toca en lo mas profundo y ese lenguaje que suena tan interesante: “elogio del horizonte”, “homenaje al mar”, "diálogo con Baudelaire"...

Pero al final vuelve a resonar en nuestro interior la pregunta:
¿Es Chillida un hábil “diluidor” de la obra de Jorge Oteiza?
¿No fue acaso Oteiza el que se adentró en la selva y cazó el oso, para que luego Chillida se dedicara a venderlo?

Eduardo Chillida es un grande del arte español, debemos estarle agradecidos por lo que hizo, pero sin que el éxito de publico nos nuble la vista: hay que estudiar a los auténticos críticos de arte para profundizar con rigor en la genealogía de la escultura abstracta española del siglo XX. Solo así entenderemos bien el qué, el quién y el cuando, y podremos entender, valorar y disfrutar mejor las aportaciones de cada autor.